¿Puede realmente afectarnos las
diferentes estaciones en nuestro estado de ánimo? ¿Somos realmente susceptibles
a los colores predominantes en las estaciones del año?
Es un hecho que hay un incremento
de casos de depresión durante el invierno. Las mañanas y tardes son grises, las
noches negras y lluviosas. Se reduce el número de reuniones sociales y visitas.
Los resfriados se vuelven más frecuentes. Estas son características usuales de
la depresión de invierno recurrente, además de dormir demasiado, antojo en
carbohidratos y una marcada disminución del apetito sexual y en los peores
casos, pensamientos suicidas. Es posible que las cantidades de horas de luz al
ser reducidas afecta el equilibrio con ciertos compuestos químicos en el
cerebro, dando lugar a la depresión aun sin tener una razón importante para
estar deprimido. Muchas personas la describen como una tristeza sin origen
aparente.
Para complementar, se estima que
en los Estados Unidos, unos 10 millones de personas sufren de depresión estacional,
mientras que 25 millones padecen leves depresiones. Todo esto no solo conlleva
a la depresión estacional, sino también al reforzamiento de otros trastornos y
conductas destructivas, aumentando así la incidencia de episodios de llanto
intenso, irritabilidad, atracones en casos de personas bulímicas, insomnio,
etc.
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