Como toda arte, la música expresa emociones, sentimientos, problemáticas,
etc. Es por esto que existe todo tipo de música cuyo contenido impreso en cada
nota o letra transmite sentimientos perceptibles por nosotros de diferentes
maneras.
Regularmente la música suave, de ritmo lento y armónico nos
produce un sentimiento de relajamiento o de tristeza, mientras que la música más
rápida y estridente puede motivarnos, alegrarnos o estresarnos. Lo cierto es
que, musicalmente, los instrumentos utilizados son los encargados de transmitir
estas emociones. No es lo mismo escuchar cierta melodía interpretada por un
conjunto de instrumentos de viento que escucharla hecha por sintetizadores y
sonidos electrónicos. Al agregar la percusión, la pieza musical adquiere “personalidad”
y ritmo el cual define el estado a transmitir. Mientras más rápida es la percusión
puede incrementar la adrenalina. Es por esto que se acostumbra usar canciones rápidas
a la hora de hacer ejercicio y música lenta o sonidos de la naturaleza a la
hora de meditar.
Lo expuesto anteriormente denota una generalidad sobre la música,
pero, no siempre es así. Uno puede relacionar una canción o un artista en
concreto con algún episodio de su vida como la etapa infantil, la secundaria o
la muerte de un ser querido. Entonces, esta canción, a lo largo de la vida del
sujeto, tendrá un significado impreso en ella tal y como ocurre con objetos de
valor sentimental. Con esto deduzco, que lo que una canción hace sentir a un
individuo no hará al otro sentir lo mismo ya que las personalidades y gustos
son diferentes.
Científicamente ha sido probado que las canciones
estridentes provocan comportamientos ligeramente más violentos, mientras que la
música clásica sensibiliza a los sujetos. Se aplicaron también experimentos con
plantas las cuales presentaron diferencias en su desarrollo al “escuchar” géneros
como el jazz o el rock. Entonces, la musicoterapia podría tener cierta base científica.
Lógicamente, un individuo, por sus experiencias vividas, puede recibir
diferentes recuerdos y emociones mediante la música lo cual nos lleva a pensar
que el ámbito musical relacionado a la psicología todavía es objeto de estudio,
asimismo desde un punto de vista social ya que incluso hay canciones que
mundialmente representan ciertas actitudes o eventos, por ejemplo: We are the
champions, del grupo Queen, una canción que socialmente ha sido objeto del éxito, la satisfacción,
un logro o sueño realizado. Psicólogos estudiaron el impacto de esta canción y
determinaron que el sexo del vocalista, el esfuerzo vocal y la intensidad son
los factores que hacen de una canción “memorable”. Asimismo, Eye of the tiger, del grupo Survivor, ha sido relacionada con el entrenamiento físico a partir de su uso en la película "Rocky III".
Así como esta canción, otras han sido objeto social de
determinadas acciones o partes de la vida como el amor, la muerte, la soledad,
etc. La sociedad es la gran responsable de volver ciertas canciones a “himnos”
con los cuales la gente se puede sentir identificada en algún aspecto de su vida.
Lo cierto es que el gusto musical individual es lo que
demuestra la originalidad de cada ndividuo y, en cierta parte, su personalidad
e intereses. Así podemos afirmar que la mayoría de la gente que escucha música fuerte,
tiene una personalidad exterior fuerte e
imponente pero por dentro son ciertamente sensibles; la gente que escucha música
pop tiene cierto tipo de frivolidad impuesta por la música contemporánea,
carente de sentimiento y emoción, es decir, simplemente una maqueta musical
considerablemente comercial. Así, una persona que escuche música experimental
puede ser considerada como más recatada, sensible, soñadora; una persona que escucha música popular,
dígase cumbia o salsa, por lo general son optimistas y alegres la mayor parte
del tiempo. Desafortunadamente, estos son en gran parte estereotipos “musicales”
los cuales no son determinantes, solamente fomentan el prejuicio, aunque sí, en
su mayoría son acertados.